La IV Copa del Mundo en la historia se llevo a cabo del 16 de Junio al 16 de Julio de 1950. Luego de ser el primer Mundial en Uruguay en 1930, 20 años después, la copa regreso a America, específicamente Brasil, en donde se llevaría a cabo una de las finales mas legendarias de la historia del futbol mundial. Para esta copa se inscribieron 34 selecciones, de las cuales se clasificaron 16, sin embargo al final de cuentas solo jugaron la copa 13 seleccionados. Países como Argentina y Austria se retractaron de participar debido a motivos ajenos a la competición. En el caso especial de Alemania, se le impidió la participación, en repudio por los crímenes cometidos durante la Segunda Guerra Mundial. Los países que finalmente participaron fueron: Bolivia, Brasil, Chile, España, Estados Unidos, Inglaterra, Italia, México, Paraguay, Suecia, Suiza, Uruguay, y Yugoslavia.
El 4 de Mayo de 1949 sucedió algo que cambiaria el desenlace de la copa que se jugaría en 1950. El combinado nacional de Italia, cuando regresaba en avión de jugar un partido ante el Benfica en Portugal, se colisiono contra unas montañas en las cercanías de Torino. Todos los jugadores fallecieron, con la excepción de uno, que no viajo porque estaba lesionado. Un evento trágico ya que contaban con el titulo de mejor equipo del mundo y con eso se esfumo lo que fue esa Italia bicampeón del mundo. A Brasil, una nueva selección, fue transportada en un viaje transatlántico, por lo que los jugadores no llegaron en las mejores de las condiciones.
El Estadio Maracaná vio el debut de Brasil ante alrededor de 160 mil espectadores, y fue ahí donde se vio una alusión hacia lo que es el equipo verdeamarello hoy en día, una verdadera samba de futbol. Goleo 4-0 a México para así después ver como pasaban sin ningún contratiempo a la fase final. Inglaterra, por su lado que llegaba como favorito, perdió sorpresivamente en un muy bien recordado partido contra Estados Unidos (1-0) y España (1-0).
Los clasificados a la cuadrangular final fueron Uruguay, España, Suecia, y Brasil, de donde se iba a hacer una serie de partidos de todos contra todos en donde finalmente se definiría el campeón. El último partido lo disputo Brasil contra Uruguay, de donde el conjunto carioca solo necesitaba un punto, mientras que Uruguay precisaba de los 3 puntos para llevarse la corona.
Ante más o menos de 174 mil espectadores se celebro una fiesta en el Estadio Maracaná que terminaría de forma inesperada para muchos. Se leían pancartas en las tribunas que leían: 'Homenaje a los campeones del mundo', con relación a la confianza que existía sobre el equipo anfitrión. Se dio el pitazo inicial y la ansiedad por terminar el partido reinaba en las mentes de los miles de aficionados. Empezado el segundo tiempo al minuto 47’ Friaca adelanto a los locales y la fiesta pareció reventar como nunca antes visto en una competición. Sin embargo esa alegría llego a durar unos míseros 20 minutos, ya que fue Ghiggia el que empataba las acciones y deja en completo desconcierto a todos y cada uno de aquellas personas que vivieron del encuentro. Para colmo, al minuto 79’, Ghiggia de nuevo anotaría con un amague de centro que termino siendo disparo que logro colarse entre los dedos del arquero Barbosa. Y fue así como se vivió el famoso ‘Maracanazo’ de los años 50’.
Moacyr Barbosa fue el chivo expiatorio de aquella derrota y de la desilusión del mundial. Así recordaba el jugador una anécdota, 'Una tarde de los años 80, en un mercado, una señora me señalaba mientras le decía en voz alta a su pequeño niño: ‘Mirá, hijo, ese es el hombre que hizo llorar a todo Brasil’'. En 1993, ya con varios años en la espalda, fue expulsado de una concentración del equipo brasileño que se preparaba para el Mundial del 94’, a donde había llegado para desear la mejor suerte. Poco antes de su muerte, el 7 de Abril del 2002, el arquero expreso desconcertado, 'No fue culpa mía, éramos once'.
Obdulio Varela, líder del equipo uruguayo, explico la victoria de su equipo así, 'Fue casualidad. Ganamos porque ganamos, nada más. Brasil era una máquina: nos llenó de pelotazos. Métanselo en la cabeza: jugamos 100 veces y sólo ganamos ésa... La casualidad nos dio el triunfo'.
Ademir Marques de Menezes fue el consagrado de la competición con la bota de oro después de una actuación espectacular en el cual anoto en 9 ocasiones, muy por encima del español Estanislao Basora que solamente logro 5. Este delantero apodado Queixada (por su prominente mandíbula) apareció con la camisola del Vasco de Gama alrededor de 429 ocasiones en las cuales tiene un record de 301 goles marcados, con los que gano 5 campeonatos carioca.
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